¿Cómo participar de la Consulta pública sobre el Proyecto Neptuno-Arazatí?
Este proceso permite que la ciudadanía haga comentarios y exprese preocupaciones sobre los impactos ambientales del proyecto. Es un paso
En los últimos días, salió a la luz un proyecto denominado Neptuno, presentado por un consorcio formado por cuatro empresas –Saceem, Ciemsa, Berkes y Fast–, con el fin de suministrar de agua potable a la ciudad de Montevideo y su área metropolitana. La idea de este grupo es hacer una toma en el Río de la Plata en Arazatí, 80 quilómetros hacia el oeste de Montevideo.
Esta iniciativa privada se enmarca en la ley 17.555, de 2002, que permite a empresas privadas proponer obras públicas, permitiéndoles algunas ventajas a la hora de una licitación o, incluso, la asignación directa en algunos casos. Aún no se conoce del proyecto en concreto más que algunas ideas generales, pero, por sus dimensiones, es posible que abarque la obra y la operación de la planta.
Hay bastante experiencia internacional y regional sobre los problemas de dejar en manos privadas las operaciones de producción y distribución de agua potable y saneamiento. La década del 90 es clave para comprender los nefastos resultados a nivel global de los procesos de privatización, que tuvieron como respuesta una importante oleada de movimientos sociales en defensa de este recurso esencial para la vida. Nuestro país no fue ajeno a ello. La reforma del artículo 47 de la Constitución fue un mojón muy relevante en esta lucha, que, como es sabido, no terminó ni terminará allí.
La concreción del proyecto Neptuno, del cual conocemos muy poco, implica descartar otras iniciativas que ya están en marcha. Además, se supone que tiene un costo de, por lo menos, 300 millones de dólares, aunque se alerta que podrían ser más. Y, aunque no se conozca el proyecto, se sabe que los costos operativos serán muy elevados, porque requerirá potabilizar agua bruta con muchos más sedimentos, contaminación y salinidad que la que se extrae de Aguas Corrientes.
Estas discusiones no son sólo sobre el negocio de unos pocos, sino sobre nuestras vidas y las del futuro. Los mayores costos de la producción de agua se transferirán directamente a las tarifas, haciendo más caro acceder a este elemento esencial para la vida. Por esto deberíamos aprender de nuestro pasado y también respetar lo que más del 60 por ciento de la población decidió en 2004.
Extracto del artículo con el mismo título publicado en el semanario Brecha el 9 de abril de 2021.
Acceso: https://brecha.com.uy/deja-vu-3
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